SAN VICENTE FERRER
Lunes, 20 Abril 2020
Es el patrón de València (los restos de uno de sus brazos se encuentran en el Colegio Imperial de los Niños Huérfanos de San Vicente Ferrer) y, aunque su fiesta es el 5 de abril, su solemnidad y fiesta popular son celebradas el lunes siguiente al segundo domingo de Pascua de Resurrección. La semana de Pascua algunas localidades es aprovechan para levantar los escenarios o altares populares donde los niños representan los “miracles”, que son unas pequeñas piezas teatrales en las que se escenifican los milagros del santo, que se representan en valenciano y tienen un marcado carácter didáctico y hagiográfico que las hace culminar con alguna lección de tipo moral. Los colectivos vicentinos que montan los altares se llaman también altares, y constituyen la base de todo un tejido asociativo de larga tradición, que es el principal responsable de mantener viva la fiesta y su transmisión intergeneracional.
La celebración de la Pascua tiene una carácter popular, que se manifiesta en la pervivencia de juegos tradicionales, reuniones de amigos y familiares, el vuelo de cometas y el consumo ritual de dulces, como las monas y los panquemados, o la típica longaniza.
Los actos más destacados del segundo fin de semana de Pascua son la ofrenda floral al santo en su casa natalicia de la Calle de la Mar y la procesión en la que el cortejo visita los lugares vicentinos, acabado en la Iglesia de San Esteban donde fue bautizado. Precisamente alrededor de la pila bautismal se exponen esos días los bultos de San Vicente, que son esculturas de cartón piedra que representan a los personajes que estuvieron en el bautismo de San Vicente Ferrer, y que van vestidos a la moda del siglo XV. Además hay que destacar la subida y bajada de la imagen del santo de cada altar como un momento especialmente intenso y emotivo.
La fiesta vicentina tiene continuidad en la Fiesta de los Niños de la Calle San Vicente. Se celebra el primer lunes del mes de junio, y recibe este nombre por la participación de un gran número de niños y niñas de corta edad. Se trata de una fiesta muy antigua que conmemora el primer lugar que ocupó en la ciudad el Colegio de los Niños Huérfanos de San Vicente Ferrer, herencia de la congregación de los Beguines que él organizó para que se ocupara de los niños huérfanos que eran abandonados en las calles a la caridad de los cristianos.
Con el paso del tiempo, al faltar procesiones de los niños huérfanos por la calle de San Vicente, y más especialmente el segundo día de Pascua de Pentecostés, los vecinos de la calle decidieron fundar una asociación de niños bajo el patronato de san Vicente Ferrer. Fue en 1625 cuando se llevó a efecto bajo el nombre de Fiestas de los Niños de la calle san Vicente y desde aquella época se han celebrado anualmente y sin interrupción las celebraciones en honor al santo patrono.