Históricamente el Carnaval ha sido una fiesta importante en València, como ocurrió durante los siglos XVI y XVII. Pese a experimentar diversas prohibiciones a lo largo del tiempo, el Carnaval sobrevivió y todavía a finales del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX destacaban las grandes mascaradas populares de la Alameda o las fiestas elegantes en las selectas sociedades burguesas. El Carnaval fue prohibido durante el franquismo pero su espíritu ya hacía décadas que animaba el componentes satírico e irreverente de la fiesta de las Fallas, donde arraigó tanto en los catafalcos como en diversas cabalgatas y festejos.
A partir de la transición, y con la legalización del Carnaval, hubo una reivindicación popular de su carácter contestatario y transgresor, al tiempo que adquiría una nueva dimensión en las fiestas escolares. Diversas iniciativas, emanadas especialmente desde algunos barrios populares, sirvieron para revivir el Carnaval valenciano, hasta el punto de que actualmente destacan las actividades festivas carnavalescas que tienen lugar en barrios como Benimaclet, donde sus festejos en honor del moro Maclet están muy consolidados, o en Russafa, con diversos actos agrupados alrededor de Carnaval Russafa Cultura Viva, que buscan inspiración en algunos exitosos Carnavales europeos.